La amenaza de Nicolás Maduro de encarcelar a periodistas y de cerrar medios de comunicación por informar sobre el Premio Nobel de la Paz otorgado a María Corina Machado no es una medida de fuerza, sino un berrinche desesperado por terror político.
El régimen narcoterrorista, que durante años ha intentado silenciar la voz del pueblo venezolano, hoy tiembla ante el eco de una mujer reconocida mundialmente como símbolo de libertad, coraje e inteligencia.
El Nobel concedido a María Corina Machado no puede ser censurado, porque se ha convertido en un hecho histórico e irreversible, grabado en el corazón de los venezolanos y en la conciencia del planeta.
Callar a los periodistas no detendrá la verdad, que se propaga como la luz, atraviesa muros, rejas y censuras.
Cada intento de silenciarla solo la hace más fuerte, más brillante, más invencible.
Hoy, más que nunca, la prensa libre y los ciudadanos valientes de Venezuela se convierten en custodios de esa verdad.
Encerrar la palabra y la imagen resulta inútil, porque cuando un pueblo ha despertado, ninguna dictadura puede volver a dominarlo.
El Nobel otorgado a María Corina Machado no pertenece a una sola persona; pertenece a todo un país que se niega a rendirse.
Y aunque Maduro cierre todos los medios, no podrá clausurar el alma libre de Venezuela.
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FUENTE: >>Omar González Moreno
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