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jueves, diciembre 11, 2025

Crónica de una limpieza anunciada

Rapidito: ¡sin ánimos de aburrir a nadie! Últimos años del siglo XIX. En el momento de mayor tensión diplomática entre lo que quedaba del imperio español para ese entonces, un acorazado de la marina norteamericana, El Maine, fondea en plan de visita en la bahía de La Habana colonial.

Y una buena madrugada, en pleno viaje de cortesía, el buque explota en mil pedazos, acabando con la vida de cientos de marineros norteamericanos. Norteamérica, en represalia, le declara la guerra a España; el resto lo conocemos.

Principios del año 1917. Europa se encuentran embotellada en una espantosa guerra de trincheras. El Kaiser alemán declara una guerra submarina irrestricta. Un submarino alemán torpedea y hunde al transatlántico Lusitania, con un pasaje mayoritariamente de viajeros de nacionalidad americana, como si fuera un barco de guerra.

En esos mismos días la inteligencia inglesa pone en las manos del Departamento de Estado de Estados Unidos el famoso telegrama Zimmerman. En él, el gobierno alemán devela un plan para anarquizar la frontera entre Estados Unidos con México, ofreciéndole a los aztecas, una vez que Alemania gane la guerra, el apoyo para la recuperación de los territorios que Norteamérica tomó como botín, luego de la guerra con México en 1848.

Otro. Los números, la opinión pública norteamericana, a pesar de la situación tanto en Asia como en Europa y en Rusia de plena guerra, le hacen imposible al presidente Roosevelt tomar partido. Pero el 7 de diciembre de 1941, el imperio japonés abrió su propia tumba atómica: atacó sin declaración alguna de guerra la base militar de Pearl Harbor en las islas Hawái. Ya conocemos el resto.

¿Sigo? A principio de los años 50 Corea del Norte, con el apoyo de Rusia y China, invadió a Corea del Sur. Sabemos lo que siguió.

Una década después, una fuerza de tareas norteamericana estacionada en el Golfo de Tonkín en el Mar de China, entre las para entonces dos Vietnam, es atacada por una lancha torpedera perteneciente a la marina de Vietnam del Norte. También conocemos el resto. ¿Verdad que sí?

Igualito, un poderoso aliado de este país, que afecta los precios de los combustibles, Kuwait, es invadido y saqueado por Sadam Hussein y sus bandas de asesinos. Se desata una “Tormenta en el Desierto”.

Lo mismo: a principios de los 2000 un grupo de dementes tratan por segunda vez de derribar las emblemáticas Torres Gemelas del distrito comercial de Nueva York. En esa oportunidad secuestran ocho aviones comerciales y los utilizan como misiles en contra de instalaciones civiles y militares de este país, matando a miles de inocentes. Conclusión: Irak y Afganistán terminan hechos polvo.

Se me queda en el tintero Grenada, con la construcción de una base de submarinos soviéticos que nadie advirtió. Por razones de seguridad hemisférica son parados en seco.

Y Panamá, con un Manuel Antonio Noriega, narcotraficante y asociado con los cubanos y en el financiamiento y apoyo a la subversión en Centroamérica, controla las esclusas del Canal de Panamá.

O sea: un tipejo dedicado al negocio del narcotráfico con la Cuba de Castro es quien controla el paso mundial entre el Océano Atlántico y el Océano Pacífico. ¿Hace falta contar el resto?

Por eso, ¿no tendrá que ver la aparición de tantas cartas de navidad que están llegando ante la opinión pública norteamericana en este preciso momento? Porque, quien pretenda creer que la revolución bolivariana, Maduro, el Cartel de los Soles, el Tren de Aragua y la presencia de potencias enfrentadas con el estilo de vida de este hemisferio son solo problemas que atañen y afectan a un pequeño país como Venezuela y a sus venezolanos, está muy equivocado.

Las tarjetas que están empezando a aparecer, con dirección al árbol de navidad que montan todos los años en la Casa Blanca, tienen como valor fundamental el contar, por pluma de sus propios protagonistas, todo lo que significa el régimen que controla Venezuela para el Hemisferio Occidental, así como las putrefactas ramificaciones que éste tiene con el mal.

Por eso Norteamérica: ¡el rollo es contigo! América: ¡es a ti, a lo que eres y a lo que representas, es contra quienes van aquellos hampones que llevan años haciendo de Venezuela un infierno!

Tenemos, Venezuela y el resto del mundo, un problema común: el NARCO-RÉGIMEN, que controla todos los negocios sucios.

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FUENTE: >>https://venezuelaredinformativa.us/cronica-de-una-limpieza-anunciada/

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