Bien sea con la “patota” de Edmundo González y María Corina, o con una Junta de Gobierno provisional cívico-militar, el Día Después en Venezuela va a estar muy enredado.
Allá no hay magos, ni mucho menos arregladores de oficio que reinstitucionalicen al país en un dos por tres. Ni tan siquiera que preparen unas elecciones libres por primera vez en 25 años, que sean realmente justas, limpias y democráticas, pero en serio. ¡Nada!
No nos engañemos: recibiremos el país en la ruina, y con los venezolanos, de adentro y los millones de afuera, casi que en las mismas condiciones. No solo se impone un subsidio urgente e inmediato para todos los que viven dentro del país. Estamos obligados a, con mucha paciencia, monitorear las acciones que se le ocurra llevar a cabo a cualquiera de quienes terminen agarrando el “coroto”.
Por ejemplo: el asunto de la gigantesca deuda externa del país. A ese tema hay que ponerle atención inmediata. La enorme deuda contraída con rusos y chinos ha servido para el atraco por parte de chavistas y maduristas, “supuestamente” autorizada por la Asamblea Nacional del narco-régimen que lleva años, arrodillada a un ejecutivo ladrón.
Y entonces Venezuela debe cerrar los ojos, no investigar y cobrar el oro, el uranio, el coltán, las tierras raras, diamantes, etc. ¿Cómo es la vaina entonces?
Todo lo anterior. No puede lo mismo que en relación con aquellas deudas reales, causadas por las sopotocientas confiscaciones que durante años ha llevado a cabo el régimen, que no han sido otra cosa que robos a mano armada contra los dueños de todo aquello que se han cogido.
Estemos claros, el famoso “exprópiese” sin indemnizar al dueño legítimo es un acto de piratería terrestre, practicado por Hugo Chávez y por el resto de sus compinches, atracadores de barrio. En ese sentido, efectivamente: existe una grandísima deuda pendiente por pagar a los cientos de afectados por las acciones hamponiles del intergaláctico y compañía que hay que honrar.
¿O alguien se cree que algún empresario o país medianamente serio podría pensar siquiera en volver a hacer negocios con nuestra nación, cuando aún subsisten condiciones de “cosa robada” sobre cientos y cientos de activos, de sus nacionales a los cuales nadie dio alguna vez la más pequeña respuesta, ni mucho ninguna compensación? Duela o no, Donald Trump tiene razón.
Pero no es solamente lo que aquellos hampones le han arrebatado a tantas y tantas personas y empresas del país y del resto del mundo, relacionados con el sector petrolero.
Es que se robaron las fábricas de los Diablitos, del Corn Flakes, de los Vidrios, de los cinco carros que se ensamblaron alguna vez en el país y muchos terrenos, galpones, edificios y negocios en pleno funcionamiento más.
Todo lo que les gustaba o les llamaba la atención a los cobra-peajes del régimen político, mientras decían que ser rico es malo.
En ese sentido, el Parlamento Libertador, a través de la comisión de finanzas presidida por Patricia Carnevali, contando con la asesoría del experto economista Dr. Carlos Rangel, quienes acumulan informaciones, pruebas, valores y condiciones de los varios millones de dólares que aquellos malandros se robaron en vivo y en directo, a través de los aburridísimos programas de televisión del hampón mayor. ¡Y hay que pagar!
Para luego volver a pedir para trabajar, para hacer las cientos de cosas que el país necesita el Dia Después, para potenciar todos los recursos con que cuenta Venezuela ¡HAY QUE PAGAR! Honrar el compromiso basado en la ley.
Pero lo que es, mi vale. ¡Lo que realmente ES! En el año 1903 nos vinieron a cobrar por las malas. Casi todo lo que traían en cuentas era falso. Alemanes, ingleses e italianos venían a cobrase la deuda de la independencia, la de los ferrocarriles y la llamada deuda diplomática. El monto que presentaron los acreedores fue de 351 millones de bolívares.
Pero la comisión de Venezuela presidida por el Dr. González Pacheco, demostró que la cantidad real fue de 151 millones de bolívares cancelados. En 1930, el general juan Vicente Gómez, en homenaje al Libertador pago el último bolívar por los desastres, tropiezos y robos que llevó a cabo tanta montonera, tanto bandido, tanto régimen quita y pon que le tocó sufrir al pobre pueblo venezolano durante todo el siglo XIX.
La colaboración de Estados Unidos impulsó los Protocolos de Washington, a través de los cuales los norteamericanos intercedieron por la República de Venezuela, sinceraron y redujeron las acreencias con que venían en más de la mitad de lo que originalmente pedían quienes nos bloquearon las costas. ¡Lo que realmente el país debía! Por eso hay que tener mucho “guillo”, que hay mucho pillo. ¡Además, demostrado!
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FUENTE: >>https://venezuelaredinformativa.us/cuentas-por-pagar/
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