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domingo, diciembre 11, 2016

Discurso de Chávez en Enero 2011 reveló un caótico estado mental. por Gustavo Coronel


NOTA HISTÓRICA
Para no olvidar


El abogado Hermán Escarrá, antes de ser adulante, llamó loco a Hugo Chávez por este discurso. El sátrapa llegó ese día  a la Asamblea Nacional dos horas tarde y habló durante siete horas y media. Lo que dijo y como lo dijo no dejó lugar a duda de que estaba mentalmente enfermo. Probablemente ya tenía metástasis cerebral del cáncer que lo mató meses después.

El tema del discurso era la situación del país pero toda la primera hora se fue en anécdotas sobre Barinas, sus amigos y en elogios a José Vicente Rangel y a Francisco Arias Cárdenas.

Dijo que el gobierno había iniciado una inversión de $21000 millones en el sector eléctrico que se extendería por los próximos años. De repente, cambió el tema para hablar de UNASUR. Dijo que había llamado a Mario Silva a “La Hojilla” a medianoche, para que anunciara que se había suspendido el racionamiento eléctrico en Caracas. Sus frases se tornaron frecuentemente incoherentes:    
 “En verdad, el capitalismo, no es que lo diga yo, yo soy un humilde soldado en verdad, esta banda que tengo puesta aquí es la bandera que yo amo. Cuando era subteniente por allá en Barinas, en los
cazadores, yo era abanderado y cargaba esa bandera aquí como el teniente que vi ahorita ahí con la bandera y una teniente con el sable, con aquel orgullo.

Mis soldados, que también son tan atacados, general Mata, también son tan atacados mis soldados; por atacarme a mí los atacan a ustedes, pero vaya que ustedes están conscientes de lo que están haciendo en función del país, de los intereses nacionales, en función del pueblo venezolano, en función de la nación toda, cómo los atacan. (Aplausos). 

Tocó el tema de la vivienda, prometiendo construir 350.000 viviendas en los próximos dos años. Luego comenzó a hablar de una telenovela llamada Doce Corazones, revelando un estado mental francamente anormal. Mencionó la certificación de reservas probadas en la Faja del Orinoco, la cual ha sido un gran fraude de PDVSA. Comenzó a hablar de Carlos Marx pero cambió bruscamente de tema y dije: “Qué bella está Cristina Maica, estaba cantando ahí: “Con lo mío, mío, mío, con lo mío no se meta…”. Yo conocí a Cristina Maica, diputado Cristóbal, cuando tenía 14 años, cantó en Bravos de Apure en Maracay, y me dijo Heriberto Maluenga: “Teniente, vea esa muchachita, va a ser una gran cantora”, mírenla donde está 50 años después, y está hermosa, 50 no, 30 años después. 

Cristina Maica, que gran cantora es, apureña, ella es de San Fernando de Apure, hace días que no voy para San Fernando, tengo unas ganas de coger sabana, me hace falta la sabana”. 

Los representantes del cuerpo diplomático se veían las caras y se sonreían compasivamente, haciendo una nota mental para informar a sus respectivos gobiernos que algo grave le estaba sucediendo a Chávez. Continuó Chávez hablando y dijo que Venezuela construiría un avión sin piloto. Anunció que en 2011 se ensamblarían unos 16.000 automóviles, a pesar de que en 2010 solo se ensamblaron 1.400. Más adelante en su interminable discurso citó la trágica situación de la CVG, describiéndola como un triunfo. Dijo: “Se diseñó e implementó una estrategia financiera para mejorar los flujos de caja de las Empresas Básicas de Guayana, sectores hierro, acero y aluminio, [así como] el manejo del Fondo Chino-Venezolano por parte de los trabajadores. Gracias a estas medidas implementadas por el control obrero y el Plan Guayana Socialista en Sidor se pudo lograr, primero, producir 946 mil toneladas de acero líquido adicionales en comparación con lo planificado al inicio del año 2010”. 

 Esto era grave por dos razones: una, porque admitía la entrega de miles de millones de dólares a los trabajadores de Guayana para que manejaran estos recursos. Y otra, porque dijo que SIDOR aumentó producción cuando todo el país sabía que esta empresa estaba prácticamente quebrada y al mismo nivel de producción de hace 30 años. Luego le dedicó tiempo a  un tema que estimó de especial importancia estratégica para el país: la arepa. Estimó que una arepa con mantequilla y carne no debería valer más de ocho bolívares y, sin embargo, era vendida por treinta.

En algún punto del discurso se largó el siguiente soliloquio que era muy revelador de su precaria situación mental: “Conozco mucho esa tierra, la Laguna de Santa Elena. ¿Esa no es donde está el caimán que tiene la palmera en el lomo? Esa es otra, Santa Elena, hay la Laguna del Término, diputado Cristóbal, tú conoces las dos, la del Término y la de Santa Elena. Bueno, no recuerdo el nombre de ese hato, ese hato como que era de uno de los Carmona, creo. No, el que estaba al lado. 

Bueno, entonces, yo me conozco toda esa sabana y conocí a toda esa gente. ¿Tú sabes con quién yo peleaba mucho?, con Marín Jaén cuando era Gobernador de Apure. Peleé no sé cuántas veces. Bueno, discutíamos pues. En Elorza discutimos una vez; una vez yo le quité la avioneta prestada y no se la devolví sino hasta el otro día, era para buscar a Reina Lucero y a Eneas Perdomo en San Juan, para las fiestas en Elorza, y aquel Gobernador bravísimo: ¿Mayor, dónde está mi avioneta? Se quedó por allá en San Fernando. No pudo volar en la noche. Estaba bien bravo. Uno debía preguntarse a quién le interesaba esto. Ciertamente no a los pobres embajadores que debían tener unas ganas locas de ir al baño, tampoco a los venezolanos. Es este tipo de incoherencia que le revelaba ya a los observadores imparciales, a los no vendidos al proceso, que se encontraban frente a un ser totalmente insensible a la más elemental cortesía y a la violación de sus derechos en aras de la megalomanía. Continuando con su discurso dijo: “En petróleo, ya lo dije, aquí está la cifra exacta, el 24 de noviembre es un día para la historia. No hicimos nada porque estábamos sobre todo con la tragedia, los refugios, los refugiados, pero ese día en la noche me informaba el Ministro Ramírez que se incorporaron 5 mil 885 millones nuevos de reservas probadas, tú sabes, científicamente. Eso no es que por aquí hay petróleo y más allá también hay; no, científicamente”. Pareció decir que se habían incorporado esos 5885 millones de barriles de “reservas probadas” en un día, el 24 de Noviembre, ya que lo llama un día para la historia. Esto era locura delirante. Pero agregó algo más sobre la Faja del Orinoco. 

Tuvo el cinismo de decir que la faja había sido “entregada en el pasado a los extranjeros”, cuando él ha permitido a 26 empresas de países comunistas, socialistas o de regímenes autoritarios, casi todas con pobre capacidad gerencial y técnica,  meterse en la región y la había hipotecado parcialmente a China. Dijo que antes las regalías de la Faja eran del uno por ciento y ahora de 33 por ciento, pero olvidó convenientemente decir que la regalía del uno por ciento fue diseñada para incentivar la inversión inicial de miles de millones de dólares que no se hubieran invertido sin un incentivo de esta naturaleza. Las empresas extranjeras privadas invirtieron alrededor de 15.000 millones de dólares en plantas de mejoramiento del crudo de la faja. Hoy en día, por cierto, el mantenimiento de estas plantas se ha perdido parcialmente, con la salida de esas empresas de la faja y el manejo incompetente de PDVSA.

El régimen llamó este discurso de Chávez en Enero 2011 un mensaje “histórico”. Creo que lo fue, pero por otras razones muy diferentes a las alegadas por el régimen. En este discurso Hugo Chávez demostró estar mentalmente enfermo. Su enfermedad mental era, quizás, un producto secundario de su enfermedad física, la cual se haría pública cinco meses más tarde, la enfermedad que lo llevó a la muerte y que, por la manera como fue manejada, se convirtió en uno de los mayores actos de corrupción gubernamental durante la pesadilla que ha sido la Venezuela del siglo XXI
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