La muerte del megalómano de Cuba merece una columna muy especial. Mientras unos lo lloran como a un héroe otros lo juzgamos severamente por su nefasta contumacia. Sin embargo, es oportuno revisar cómo el Castrismo logró sobrevivir por 60 años y, por otro lado, si el fallecimiento de su líder supone el fin de la era comunista de la Habana.
Para ello, debemos revisar la historia de Cuba unos cuántos años antes del Triunfo de la Revolución en 1959, la cual llegó con la falsa promesa de derrocar al Dictador Fulgencio Batista y la falsa promesa de elecciones y el regreso de la democracia. Sí, aunque hoy día, después de 60 años, muchos no recuerden los orígenes políticos de quien se convirtió en un cruel dictador que sometió a su pueblo a décadas de hambre y humillaciones, Fidel Castro fue en 1952 candidato a congresista por el partido socialdemócrata justo unos meses antes del golpe militar que derrocó al presidente legítimo Carlos Prío Socarrás.
Desde la abrupta toma del poder por parte de Fulgencio Batista, surgieron en Cuba numerosos grupos violentos que luchaban contra la dictadura. Fidel aprovecha la coyuntura y funda el Movimiento 26
de Julio ideología “nacionalista, antiimperialista y democrática”, léase comunista, que prometía restablecer las libertades conculcadas y el retorno al sistema democrático. Justamente durante el exilio de Fidel a México (después de haber obtenido amnistía por el asalto al Cuartel Moncada en 1953) es cuando radicaliza su ansia por realizar un cambio, una revolución. Allí conoce al Ché Guevara quien también viene de un fallido intento izquierdista en Guatemala.
La capitalización del descontento popular le dio fuerza a los inicios de la Revolución Cubana la cual captó el sentir popular del momento: la empresa privada eran explotadora así que había que convertir al estado en empresario; los norteamericanos habían humillado a los cubanos durante décadas de manera que había que sacarlos; la burguesía cubana era aliada de los yanquis de manera que había que castigarlos con cárcel, con el destierro o confiscando sus bienes; finalmente frente a la corrupción y abusos de poder su propuesta era poner orden y disciplina al son de una sola voz a la que llamó revolución.
Ciertamente, Cuba era un caldo de cultivo para que una persona con delirios de grandeza y un poco de gallardía como Fidel, pudiera ganar cientos de adeptos que, acostumbrados a los abusos y la violación de los derechos humanos de un Dictador como Batista, (quien por cierto también llegó al poder irregularmente y con la promesa de salvar a Cuba del comunismo) que sumergió al pueblo cubano en un mundo de desvergüenzas y abusos al que muchos llamaron “el Burdel de Washington”. Así pues, para los cubanos de aquel tiempo, Fidel era su Salvador.
Pero Cuba no solo era Batista, lujuria y perversión. Durante el siglo XIX Cuba fue referencia de prosperidad y de avance ante el mundo. En 1837 fue el 3er país después de Gran Bretaña y Estados Unidos en tener ferrocarril, tuvo luz eléctrica en 1877, el primer tranvía de Latinoamérica que se inauguró en 1900. En 1906 comenzó la telefonía. En 1922 fue el 2º país del planeta en instalar una estación de radio, alcanzando para 1958 el 1er lugar del mundo con más estaciones de radio por habitante. En 1950 fue el segundo país en transmitir por televisión y también el segundo en hacerlo en color.
También en el ámbito científico gozaba de prestigio internacional, así la Escuela de Medicina tuvo fama mundial contando con el mayor número de médicos por número de habitantes, (uno por cada mil) del mundo.
En 1958 La Habana fue ciudad del mundo con mayor cantidad de cines en el planeta alcanzando la cifra de 358 y fue la capital del espectáculo (cine, teatro, televisión, casinos) en el que se presentaban los mejores artistas del mundo. En síntesis, Cuba era un país próspero, colmado de potencialidades que podrían ubicar a la Isla Antillana en referencia mundial.
El triunfo de los barbudos liderados por Fidel en enero de 1959, y el derrocamiento armado de la dictadura implantada, generó gran expectativa porque según el Manifiesto de Sierra Maestra se celebrarían elecciones libres en un año y prometían entregar el poder a quien resultará electo. Pero una vez en el Poder Fidel se entronizó, consiguió el apoyo de Moscú (en medio de la Guerra Fría Cuba era un punto estratégico para la Unión Soviética) y se obsesionó con la idea de expandir el comunismo por todo el planeta.
Después de la llegada de Fiel al poder no hubo en Cuba ninguna otra elección libre ni plural, no se restableció la democracia ni la Constitución de 1940, ni mucho menos el respeto a los derechos conculcados por la dictadura de Batista. Todo fue una gran farsa para quedarse con el poder y hacer que su proyecto comunista se expandiera por el mundo, para lo cual envió, en una primera avanzada decenas de miles de soldados cubanos a las guerras de Angola y Etiopía durante más de 15 años.
Bajo la Revolución Castrista, Cuba dejó de ser el primer exportador de azúcar en el mundo, tras la expropiación o mejor dicho, la confiscación de más de 36 centrales azucareros, conllevando a la ruina el campo cubano. También confiscó las empresas de telefonía, las radios, los cines, los teatros, las empresas de cualquier naturaleza y en fin, todo lo que fuera propiedad privada.
En 1962 Fidel le dijo al mundo :cito “En diez años tendremos un nivel de vida superior al de los Estados Unidos” y más adelante afirmó: “Nosotros hemos dicho que convertiremos a Cuba en el país más próspero de América, hemos dicho que el pueblo de Cuba alcanzará el nivel de vida más alto que ningún país del mundo, porque mientras las grandes potencias tienen que invertir un porcentaje inmenso de sus energías en fabricar armas, nosotros lo vamos a invertir todo en producir riquezas, en hacer escuelas, en establecer industrias, en poner a producir nuestros campos, en desarrollar las inmensas riquezas que tenemos en nuestra maravillosa tierra que además de rica es también la más hermosa.” Y culminó sin vergüenza alguna diciendo: «Deseamos establecer en Cuba una verdadera democracia sin trazo alguno de fascismo, peronismo o comunismo, Estamos en contra de toda clase de totalitarismo”
La verdad es que por seis décadas, el Sátrapa cubano humilló, martirizó, esclavizó y sometió a las peores miserias al pueblo cubano. Por más de 5 décadas, asesinó, torturó, encarceló a miles de personas que osaban objetar el pensamiento del Mesías. Aisló a su pueblo, lo adoctrinó y lo aleccionó para que febrilmente repitiera y asintiera en sus ideas, impuso la paz de los presidios y el control del miedo. Estoy seguro que la historia evaluará el perfil maníaco y enfermo de este tirano y pondrá en su justo lugar a la Revolución Cubana que afortunadamente no alcanzó su objetivo expansionista planetario pero que lamentablemente para los venezolanos, el Intergaláctico supremo permitió que la ambición Castrista se infiltrara en nuestro país hiriendo gravemente nuestra sociedad.
Será la desaparición física de Fidel el principio del fin de tanta injusticia para el pueblo cubano? Descansarán al menos de su acoso comunicacional, descansarán también de sus instrucciones perversas. Será que esta generación de cubanos, que solo han vivido en miseria y racionamiento se sentirán menos oprimidos ahora que Su Comandante en Jefe, el máximo traidor de su patria no existe. La perspectiva es incierta ya que su sucesor y los lacayos que lo rodean aunque parecen más “amigables” conservan el mismo veneno opresor en sus venas. Deseo para Cuba mucha fuerza, coraje y ánimo para romper las amarras e iniciar el sendero de la recuperación moral, social, productiva y política de su patria.
Hoy la Quinta Paila del Infierno debe estar de fiesta porque los más perversos criminales de América están reunidos disertando sobre cómo y quién se va a encargar de conquistar el más allá. Mientras tanto, los que sobrevivimos a los sátrapas, seguiremos luchando por el progreso de nuestros países y el reencuentro de nuestros nacionales.
Por lo que respecta a Venezuela, el trabajo ya está en marcha, y el pueblo ha alcanzado la madurez necesaria para lograr el cambio, en cuanto a mí, desde la rudeza del exilio seguiré dando la pelea con lo único que me queda MI PLUMA y MI PALABRA
José Gregorio Briceño Torrealba
“El Gato” Briceño.
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