11.12.24
Se ha gastado mucha tinta denunciando la crisis educativa que se vive en el país. Desde 2015 se advertía sobre las consecuencias del déficit de profesores en áreas estratégicas como matemática, física, química, biología, ahora extensible a castellano e inglés.
En una entrega anterior mostrábamos las estadísticas sobre matrícula, nuevos ingresos y egresos desde 2008 a 2022 en las carreras de los 8 pedagógicos de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador y de las Escuelas de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello y la Universidad Central de Venezuela. Se constató que en esos 14 años, hubo un descenso de un 75% a 80% en estos tres rubros.
De tal manera que, en los últimos 10 años, la situación de disponibilidad de profesionales de la docencia para la atención de estudiantes de educación primaria y secundaria, se ha agravado considerablemente. Cada vez hay menos de estos profesionales, atendiendo a nuestros estudiantes. Se habla, aunque no se cuenta con cifras oficiales, de un déficit cercano a 250 mil docentes.
No nos vamos a referir a las causas que han provocado esta crisis. Ellas son del dominio público y no es necesario reiterarlas. Más bien nos referiremos a las consecuencias sobre la merma de la calidad educativa debido, entre otras causas, a la ausencia de profesionales de la docencia para primaria y bachillerato. Tal situación, aunado al mal llamado “horario mosaico”, que hace que los estudiantes no cubran el número de días de clases por la imposibilidad de asistencia docente, agrava el diagnóstico.
Cuando se habla de consecuencias sobre la calidad de la educación recibida por los estudiantes, no nos referimos a la tasa de reprobados o al bajo promedio de calificaciones obtenidas. Es casi imposible obtener algunos de estos datos sobre estos aspectos porque no hay cifras oficiales. Por otro lado, Venezuela tampoco participa en pruebas internacionales, como la Prueba Pisa, para conocer puntajes en habilidad numérica y comprensión lectora de nuestros estudiantes y compararlos con los puntajes obtenidos por estudiantes de otros países de la región.
Esta ausencia de información ha dificultado mostrar pruebas fehacientes sobre el impacto que la crisis educativa ha tenido sobre la educación recibida por los estudiantes. Sin embargo, un buen indicador de la calidad de esta formación se puede obtener a partir del rendimiento de los estudiantes en los semestres iniciales de las carreras que se imparten en las universidades que se han caracterizado por tener un alto nivel de exigencia.
En ese sentido, se mostrarán cifras del rendimiento de 573 nuevos estudiantes inscritos en marzo de 2024, en diferentes carreras de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela. Estos datos fueron dados a conocer por el decano de esa Facultad, Dr. Ernesto Fuenmayor, quien, de manera responsable y transparente, los diera a conocer a los miembros del Consejo Universitario de la UCV de esa casa de estudios. La idea era alertar sobre las dificultades de los estudiantes de nuevo ingreso para aprobar asignaturas de primer semestre.
A continuación, se observará por cada carrera, el número de estudiantes inscritos en marzo de 2024 y el número de estudiantes que no aprobaron ninguna de las asignaturas inscritas. Cuando eso sucede, los estudiantes son objeto de la sanción prevista en el artículo 3 de las Normas sobre el rendimiento mínimo y condiciones de permanencia de los alumnos en la UCV, que reza: “Todo alumno que en un período no apruebe el 25% de la carga académica que curse o que, en todo caso no apruebe por lo menos una asignatura, deberá participar obligatoriamente en el procedimiento especial de recuperación establecido en estas normas”.
Comencemos por el caso de Biología. Se inscribieron 144 nuevos estudiantes en marzo de 2024 y para el final de semestre 109 no había aprobado al menos una asignatura, lo cual representa un 75,6%. En la Escuela de Matemática se inscribieron para el mismo período 64 estudiantes, de ellos 35 no aprobó al menos una asignatura (54,6%). En Química se inscribieron 84 estudiantes, 56 no aprobó ninguna asignatura (66,6%). La Escuela de Física inscribió 79 bachilleres, 45 de ellos nada aprobaron (57%). En la de carrera de Computación ingresaron 174 estudiantes, 109 no aprobó una sola asignatura (75%). Por último, en Geoquímica, iniciaron en marzo de 2024, 28 estudiantes, 7 de ellos no aprobaron ninguna asignatura (25%).
En resumen, de 573 estudiantes inscritos, 365 no lograron aprobar por lo menos una asignatura. Dicho de otra manera, un 64% de los nuevos inscritos no fue capaz de superar las exigencias del primer semestre. Esto debe llamar la atención acerca de la formación previa de esos bachilleres en materias como matemática, química, física y biología.
No contamos con información sobre los 208 estudiantes restantes. Por haber aprobado al menos el 25% de las asignaturas inscritas fueron excluidos de la aplicación del artículo 3 de las Normas sobre el rendimiento mínimo. Habría que indagar cuántos de ese 36%, aprobó todas las asignaturas inscritas o menos.
Estos números, si bien corresponden a una muestra muy pequeña de los bachilleres que durante ese período ingresaron a sus estudios superiores en las universidades del país, pueden ser la punta de un iceberg que oculta una realidad más abultada que la que deja ver. Esa es la consecuencia de la crisis educativa.
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FUENTE: >>https://politikaucab.net/2024/12/11/bachilleres-mal-preparados/
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