Por Omar González Moreno
A medida que nos acercamos a la toma de posesión del nuevo presidente constitucional de Venezuela el próximo 10 de enero, es inevitable reflexionar sobre los días más retadores que ha enfrentado nuestro país en lo que va del siglo.
La historia reciente de Venezuela está marcada por una grave crisis que ha puesto a prueba la fortaleza de nuestro pueblo, su capacidad de resistencia y su profundo amor por la nación.
Desde que el chavismo asumió el poder, Venezuela ha sido saqueada y destruida desde adentro, generando turbulencias políticas, crisis económicas y sociales que han dejado cicatrices profundas.
La corrupción y la violación a los derechos humanos han sido constantes en nuestra vida cotidiana, desde que la tiranía acabó con todo vestigio de democracia en nuestro país.
La escasez de alimentos, medicinas y el completo colapso de los servicios básicos se ha convertido en una dura realidad para millones de venezolanos.
A esto se suman las migraciones masivas, donde miles han buscado mejores oportunidades en el extranjero, dejando atrás sus raíces y seres queridos.
Sin embargo, en medio de estas adversidades, ha surgido una luz de esperanza.
Esa esperanza la encarna de manera nítida el liderazgo de una mujer que se ha convertido en un símbolo de valentía e inteligencia a nivel global: María Corina Machado.
La resiliencia del pueblo venezolano es igualmente admirable.
La solidaridad entre comunidades, la creatividad en el emprendimiento y el espíritu indomable de quienes luchan por un futuro mejor han sido las manifestaciones más notables del amor por la patria.
Los encuentros y los esfuerzos en conjunto para llevar ayuda a los más necesitados son ejemplos de unidad en tiempos difíciles.
Con la llegada del nuevo año y la asunción de un nuevo liderazgo, muchos venezolanos sienten una mezcla de esperanza y una decision de luchar hasta el final para lograr la libertad, lo que nos recuerda las extraordinaria gestas libertarias del pasado.
Hay un deseo ferviente de cambio, de reconstruir un país que ha sido golpeado, saqueado y arruinado; pero nunca vencido.
La posibilidad de un nuevo inicio invita a nuevos sueños, anhelos y una renovada búsqueda de la libertad, la paz, la justicia y la prosperidad.
Mientras nos preparamos para el 10 de enero, fecha en la que debe asumir la primera magistratura nacional por la voluntad del soberano, Edmundo González Urrutia, recordemos que cada desafío enfrentado es un paso hacia una Venezuela más fuerte.
Que los días oscuros nos sirvan de lección y que la luz de la esperanza nos guíe en nuestro camino hacia un futuro en el que todos podamos prosperar juntos.
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FUENTE: >>Omar González Moreno
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