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CUENTA REGRESIVA

jueves, enero 30, 2025

Iván Ferrer Amil 
@ivanfamil

En 1941, tres hermanas gallegas entablaron conversación con un judío que llevaba horas en un banco de la estación de tren de Ribadavia.

Tras escuchar su historia, decidieron organizar una red clandestina para ayudar a los judíos que huían de los nazis.

Todo comenzaba en el año 1941, al abrigo de una pequeña tienda que las 3 hermanas regentaban en la estación de tren de Ribadavia, a 12 Kilómetros de la frontera con Portugal. Un día, las hermanas se encontraron con un hombre que estuvo durante horas en un banco de la estación.

Lola se acercó al forastero a ofrecerle su ayuda y este le contó que era judío y que está escapando del infierno.

Así se iniciaba una red clandestina que arrancaba en los Pirineos, terminaba a la otra orilla del río Miño, en Portugal, y que convirtió a Ribadavia en uno de los epicentros mundiales de ayuda a los judíos.

Entre los pasajeros de la línea Hendaya-Vigo se encontraban muchos judíos que huían de los nazis, cruzando la frontera francesa hacia España, con el objetivo de llegar a Portugal para partir rumbo a Estados Unidos o Sudamérica.

Cuando se empezó a correr la voz de que 3 hermanas de Ribadavia ayudaban a los suyos a cruzar la frontera con Portugal, los judíos viajaban a España con un destino claro: Preguntar por “La Madre” nombre en clave de Lola Touza.

Una vez localizada en la estación, esta los escondía en su tienda (en la que había un zulo excavado en la tierra) o en el sótano de su casa, hasta que fuese seguro cruzar la frontera y llegar a Portugal.

Pero, además de las hermanas, otros héroes ayudaron a llevar esta gesta a buen puerto, dos taxistas, Xosé Rocha y Javier Míguez, un emigrante retornado, Ricardo Pérez, que hacía de intérprete, y el barquero que les ayudaba a cruzar el río Miño, Ramón Estévez.

La historia permaneció oculta hasta que, en 1964, un viejo judío de Nueva York quiso saber que había sido de aquella mujer  española que una noche sin luna le había ayudado a cruzar la frontera hacia la libertad.

La investigación llegó a las manos del escritor Antón Patiño, que juró no contar la historia hasta que las 3 hermanas hubiesen fallecido.

Se estima que las hermanas salvaron a más de 500 judíos entre los años 1941 y 1945 y que la temida policía secreta del Tercer Reich, la Gestapo, visitó en más de una ocasión el pueblo de Ribadavia preguntando por “La Madre”. Nunca llegaron a saber quién era.

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FUENTE: >>Javier Garcia

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