Toda la narrativa que intentan posicionar acerca de la necesaria participación electoral en el nuevo fraude del 25M, como una ventana hacia la democracia, sin ceder espacios al régimen, no es más que un encantamiento desgastado y más devaluado que la propia moneda venezolana.
El término alacrán fue acuñado por los propios organismos de inteligencia del régimen de Nicolás Maduro en compañía del equipo político del PSUV, en una operación que significo la captación a través de la corrupción de diputados de la Asamblea Nacional 2.015, teniendo aquella vez a Parra y a Brito en roles abiertamente protagonistas, mientras otros tantos hacían los servicios sin ser develados públicamente.
El régimen los expone en su composición delincuencial y corrupta en las alianzas con esos sectores camuflados de opositores, para permear en el imaginario colectivo de los ciudadanos, un país sin esperanzas, porque tanto la oposición alacrán como el régimen comparten el mismo envilecimiento, y podredumbre ética y moral.
Y la extensión de este mal se generalizó y enraizó en gran medida porque los detentadores del liderazgo opositor en realidad no representaban ningún cambio político para el país, todas esas organizaciones fueron seducidas por millones de dólares, camionetas de última generación y viajes suntuosos como una cuota parte del desastre y un cobro silencioso para actuar erráticamente en la conducción política, ninguna organización escapó de esto, unas más que otras, guiados por los dirigentes del PSUV transcurrieron muchas reuniones y acuerdos con los dirigentes de AD, COPEI, PJ, UNT, VP, entre otros, ninguno escapo de esto, todos tomaron la vía fácil, todos mordieron el pastel, con el argumento siempre de que debían mantener un puente extraordinario de relaciones para facilitar la transición política en el país.
Sin considerar que jamás habrá transición, ni reeditación del llamado pacto de Punto Fijo, porque la disposición del régimen y la nueva élite gobernante no está dispuesta a entregar el poder ni por las buenas ni por las malas.
La gran premisa de la ciudadanía se estableció en derrotar a la falsa oposición para poder finalmente ir a la gran batalla contra el régimen de Nicolás Maduro, y este salto cualitativo hacia la libertad y la democracia del país se alcanzó con la victoria de María Corina Machado en las elecciones primarias.
Aflorando así, los padres de los alacranes en los rostros corrompidos de Henrique Capriles y Manuel Rosales y el resto de manada que se granjea en las regiones para recoger las migajas de la corrupción gigantesca de este par de miserables insoslayables en la historia más negra y dolorosa de la nación.
Los alacranes no paran y siguen mutando.
La mutación de los alacranes es un fenómeno nada novedoso, pero sí de cuidados, son muchos los dirigentes que siguen sirviendo la mesa del festín opresor, e intentando constantemente en desdibujar el compromiso del Presidente Edmundo González y con mayor vehemencia atacan a María Corina, señalándola de radical extrema y de no compartir la táctica y la estrategia que se desarrolla para provocar los anhelados cambios del país.
Cuando la verdad del asunto estriba en la necesidad de mantener una táctica y estrategia al margen del conocimiento de los tradicionales dirigentes de los partidos, porque al momento que conocen los detalles de las acciones organizativas, en ese momento se paraliza todo, se retrocede y volvemos a quedar en puntos muertos, porque los reclamos de los sectores partidistas tienen un poco de todo; celos por el liderazgo exponencial de MCM, el desplazamiento natural que se produce de todos ellos en el país, el desplazamiento por nuevos actores político y sociales a nivel de las regiones y municipios y lo más grave a un por su complacencia, vínculos, entrega y venta de información y estrategias al régimen opresor y criminal de Venezuela.
De manera que, el país encontró, parió un liderazgo diferente en MCM, la simbiosis entre ella y la población es genuina, es auténtica, no hay barreras de clases sociales, a lo que llaman desde la dirección política de MCM y VENTE Venezuela, como ciudadanos empoderados para la democracia, quienes sentimos el país desde otra formación y perspectiva política organizativa lo apreciamos como pueblo en toda su extensión del significado.
Es el pueblo de las barriadas, de los campos, de los caminos, de las montañas, de las grandes ciudades, el que se levanta en silencio, el que se organiza y se prepara para batirse en las calles en ese ansiado y esperado hasta el final.
tiradodiogenes02@gmail.com
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