No lucho por una investidura. Lucho por casi ocho millones de personas que marcaron una papeleta. Por los que no pudieron hacerlo. Por los que están dentro y por los que se fueron. ¡Somos la mayoría!
Yo era un funcionario jubilado del servicio exterior. Tenía el hábito de observar desde mi balcón el amanecer y las ruidosas guacamayas que llegaban a comer. Me reunía con mis amigos para tener una peña política. Era la cabeza de la tarjeta del partido Mesa de Unidad Democrática (MUD), la de la manito. Además, compartía y cuidaba de mis nietos, conversaba con mis hijas y cenaba con Mercedes,