Hola, amigos.
Está por cumplirse esta profecía del Ángel Gabriel, sobre Venezuela. A diferencia de María, se trata de una virgen violada, ultrajada, maltratada, usurpada, ocupada, expropiada, vejada, explotada, expoliada. Por agentes externos con complicidad y participación de algunos de sus hijos.
Afortunadamente será purificada de nuevo, y alumbrará no un salvador, sino miles y millones de salvadores. Pero no solo para ella: para el mundo entero, según los designios del Dios altísimo, para quien nada es imposible. Según el evangelio de Lucas (1, 26-38), se narra lo siguiente aplicado a nosotros:
El ángel Gabriel fue enviado por Dios a un país llamado Venezuela, una dama maltratada por propios y extraños. Y le dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel, ya que no terminaba de creerlo, pues su situación estaba cercana a la muerte por el gran infortunio padecido, desde hace tiempo, pero agravado en los últimos años y meses.
El ángel le dijo:
«No temas, Hija Mía, porque has encontrado gracia ante Dios. Has concebido en tu vientre y darás a luz muchos hijos, y les pondrás por nombre Salvador a todos ellos. Serán grandes, se llamarán Hijos del Altísimo; el Señor Dios les dará el trono para servir a los ciudadanos del mundo; reinarán sobre la tierra, y su reino no tendrá fin».
Y Venezuela dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no veo sino mi infortunio y maltrato, y oscuridad para el futuro del mundo aquí y allá?»
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso los Santos que van a nacer serán llamados Hijos de Dios. También los demás pueblos de la tierra concebirán Salvadores que traerán abundancia y armonía con toda la creación, incluyendo los animales y las plantas, cuando ya creían que su tiempo como especie se acercaba a su fin, “porque para Dios nada hay imposible”».
Venezuela contestó:
«He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra».
A ver qué les parecen las lecturas, y si creen la profecía:
*Isaías (7,10-14)*
En aquellos días, el Señor habló a Ajaz y le dijo:
«Pide un signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».
Respondió Ajaz:
«No lo pido, no quiero tentar al Señor».
Entonces dijo Isaías:
«Escucha, casa de David: ¿no basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel».
*Salmo 23,1-2.3-4ab.5-6*
Va a entrar el Señor; él es el Rey de la gloria.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede entrar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob.
*Lucas (1,26-38)*
En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
Él ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?»
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido en hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.
Cordialmente y pendientes, que lo bueno ya llegó
Felipe Pérez Martí
(Estas son mis opiniones personales; no las del Movimiento Libertadores, ni del Pacto Republicano, donde hay libertad religiosa e ideológica).
viernes, diciembre 20, 2019
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