Romanos 6:22-23
SANTIFICAR Término que traduce en nuestras Biblias el hebreo QADASH y el griego HAGIAZO.
Es un término que se vincula a las dos ideas dominantes del concepto de lo santo: a)lo que es apartado, separado o consagrado a Dios y b)la transformación ética, moral y religiosa que corresponde a quienes entran en esa relación con el Eterno.
Dios es santo en majestad, trascendencia, misterio, separado del hombre y del pecado.
Santificar a Dios es reconocerlo en su SANTIDAD y se le le santifica reconociendo y usando adecuadamente las cosas que Él ha señalado.
por ejemplo: honrando las personas o pueblo que Él ha elegido, amando al prójimo como uno mismo, cumpliendo con sus mandamientos, estatutos y preceptos y leyes .
Santificar también es limpieza o purificación . Pero santificar a Dios requiere una actitud interior y una conducta que corresponde a la santidad de Dios.
Hoy día aplicando lo que se enseña en el nuevo testamento tenemos la idea de consagrarnos enteramente a Dios, tal cual el ejemplo de Jesucristo como El sumo sacrificio el cual se santifica así mismo y a los suyos.
En el libro de Hebreos leemos que Jesucristo a su vez santifica a los suyos, separándolos y adquiriéndolos para Dios por su muerte y resurreccion capacitándolos para un culto nuevo y espiritual por medio de Él y para una nueva vida de santidad
La santificación es a la vez algo que Jesucristo adquirió para siempre para el creyente haciendo un llamado a la santidad.
Llevar una vida contraria a la santidad es estar muerto en delitos y pecados, pero una vez que hemos decidido seguir a Cristo, debemos manifestar con hechos y no palabras que estamos dispuestos a vivir en consagración a Dios, apartados para El, alejados de la mundanalidad y carnalidad para cultivar una mayor y mejor espiritualidad que agrade al Padre de todas las luces y de esta manera conquistar un mayor acercamiento al trono de la gracia por medio de Jesucristo y así hallar gracia y favor para el oportuno socorro.
Apropiarnos de este favor inmerecido de la salvación eterna por la fe en Jesucristo, nos libera de la condenación eterna pero debemos esforzarnos para que esa gracia nunca mengue sino que cada día crezca a través de una firme decisión para vivir en santificación.
Amar a Dios sobre todas las cosas es entregarle alma cuerpo y espíritu para que el reine y gobierne a plenitud, lo cual conlleva una condición de santidad.
Amas a Dios sobre todas las cosas o tienes otros dioses para adorar?
Si tu respuesta es sí, esto es fácilmente medible por tu nivel de entrega y búsqueda de las cosas de Dios para agradarle a El y no a tus propios anhelos o deseos.
Revisemonos y saquemos nuestras propias conclusiones y propongamonos iniciar un mejor estilo de vida que agrade al Creador y nos haga merecedores realmente de la vida eterna con Cristo y no de la condenación infernal.
Buen día bendiciones.
SHALOM. I.R.R.M.
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