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martes, febrero 18, 2020

Si se negocia con talibanes ¿qué impide negociar con Maduro?

El diálogo con el gobierno venezolano es solo una opción que aun EEUU no se ha visto en la necesidad de usar

La política es el arte de lo posible. Allí está Donald Trump intentando negociar un acuerdo con los talibanes para la reducción de la violencia en Afganistán. El anuncio de este acuerdo es inminente y a él seguiría un Plan de Paz para la guerra más larga en que ha participado Estados Unidos.

Efectivamente, después de los ataques a las Torres Gemelas en septiembre de 2001, EEUU se propuso derrocar al gobierno talibán de Afganistán que daba cobijo al terrorista Osama Bin Laden, a
quien se responsabilizó por los ataques en Nueva York y Washington.

El gobierno talibán fue derribado ese mismo año pero el movimiento no desapareció sino que comenzó con una guerra de guerrillas, con ataques suicidas y bombas contra el nuevo gobierno y las tropas de ocupación, encabezadas por EEUU.

EEUU respalda entonces al gobierno de Afganistán, que enfrenta al talibán.

En esta guerra de las tropas aliadas de la ONU y los talibanes han muerto miles de bando y bando, entre ellos buena parte de soldados de EEUU.

Indignaciones de tal tamaño no se la ha creado el gobierno de Nicolás Maduro.

Un alto funcionario estadounidense dijo que las dos partes tienen un acuerdo sobre la reducción de la violencia que, de lograrse, sería seguido por un plan de paz que permita a Estados Unidos comenzar a retirar fuerzas.

Los talibanes no solo han matado a soldados de los Estados Undos sino que tambén son señalados de traficar con opio y nutrir de ese comerco sus finanzas para mantener la guerra.

El objetivo estratégico de Trump es tratar de cumplir su promesa de acabar con las “guerras interminables” de los Estados Unidos.

En septiembre del año pasado Trump suspendió abruptamente unas negociaciones similares con el talibán debido a un ataque que produjo la muerte de un soldado de los Estados Unidos.

Negociaciones con Maduro

La posición que ha mantenido el gobierno de Trump frente a la administración de Nicolás Maduro es negarle legitimidad. La vía que ha buscado EEUU es amenazar al gobierno suramericano con su expulsión violenta sometiéndole a las consecuencias de sanciones que impiden la libre venta de su producto principal de exportación.

La política es dejar al gobierno en una situación de precariedad administrativa que le impida ejercer normalmente sus funciones de gobierno.

En vez, EEUU ofrece a Maduro una salida hacia otro país en su retirada del gobierno, que facilite una transición política a cargo de Juan Guaidó y la realización de elecciones libres en Venezuela.

A diferencia de Afganistán, EEUU no mantiene control sobre el ejercicio de gobierno y no tiene tropas que se lo garanticen en el territorio venezolano.

Su relación con el gobierno de Maduro es nula, no hay diplomacia ni diálogo directo abierto. Sin embargo, la posibilidad de dialogo no está cerrada.

Los talibanes han asesinado a soldados estadounidenses en Afganistán y, pese a esto, desde 2018 el enviado de EEUU para ese país asiático, Zalmay Khalilzad, ha negociado directamente con los agresores.

¿Cuándo negociar?

La política que está adelantando EEUU es hacer eficientes las sanciones para que Maduro se avenga a dejar el poder. Pero, hasta ahora eso no ha dado resultados satisfactorios para EEUU, aunque sí ha resultado perniciosa para la población y la ya disminuida economía venezolana.

Nicolás Maduro ha ofrecido diálogo con Trump en muchas ocasiones y para él significaría un reconocimiento a su legitimidad política, cuestionada desde que no se reconocieran las elecciones del 20 de mayo de 2018.

Sin embargo, parece claro que hoy no hay condiciones para que este diálogo se plantee; El objetivo de Trump es la Transición política. Él da su legitimidad a Juan Guaidó y no reconoce a Maduro ni a su gobierno.

Pero si las nuevas sanciones que está aplicando EEUU tampoco tienen el efecto de salida de Maduro del poder, pudiera pensarse en una nueva fórmula de distensión que produzca el diálogo.

EEUU se ha decidido a negociar y reunirse con el mandatario de Corea del Norte, Kim Jong-un y con los talibanes en situaciones en las que ambos no son considerados en una posición de debilidad sino que son percibidos como fuertes.



Efectivamente, el gobierno de Afganistán controla cada vez menos territorio y en los últimos tiempos lo ha cedido parte en favor de los talibanes, que se han hecho más fuertes.

De manera que no es de esperar que Trump negocie con Maduro mientras los voceros de EEUU consideren que éste es débil. Asesores de Trump, como el delegado para Venezuela, Elliot Abrams, tienen la tesis de que este mismo año debe caer Maduro. Son cálculos políticos que ellos han realizado con base a escenarios, pero que hasta ahora no se han verificado en la realidad.

Mientras los asesores dejan que corran las medidas adoptadas, en ese escenario, no es probable que ellos recomienden a Trump abrir negociaciones.

Pero si Maduro se mantiene este año en el poder o si es percibido y admitido su férreo control político en el territorio, perderían fuerzas los asesores y se abrirían las puertas para que una nueva visión de EEUU se interponga en sus relaciones con Venezuela.

Es decir, todavía no se vislumbra una negociación directa de EEUU con el gobierno de Maduro. EEUU no vislumbra elecciones en Venezuela con Maduro en Miraflores ni admite negociaciones con él, más allá sobre la forma en que abandonará el poder.

Pero no están negadas por principio las posibilidades de que un diálogo pueda ocurrir en el futuro. Es decir, no hay nada que se interponga de lleno a esa posibilidad, una vez que el mandatario estadounidense ha aceptado negociaciones hasta con los talibanes que han asesinado a sus soldados.

El punto actual que lo impide es la percepción del gobierno de Maduro como débil e inestable.

Lo otro sería definir qué objetivo tendría el diálogo: el de Venezuela sería reducir los efectos de las sanciones; el de EEUU establecer vías para una una transición política en Venezuela.


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