La circunstancia que los ciudadanos hubieren reaccionado, en su gran mayoría de manera cívica al anuncio sin actas del señor Amoroso, ha llevado a las autoridades militares y policiales en distintos estados, a requerir la presencia en sus instalaciones, de electores, miembros de mesa, testigos y hasta coordinadores de centro que, de una u otra manera hicieron pública su opinión respecto de la elección del pasado 28, sobre todo cuando la misma era contraria al parecer oficial.
Las cárceles, esa de las cuales se jactó el general Medina Angarita en su gobierno de permanecer libres de venezolanos, están siendo acondicionadas para recibir más de los que ya se encuentran, tal como en insólita declaración se jactó el señor Maduro.
A su vez, ya han empezado a llegar a Colombia a través de los más de dos mil kilómetros de línea fronteriza, población venezolana que huye aterrada por la manera como las autoridades han ido a sus domicilios a buscarles sin explicación alguna del motivo del requerimiento, irónicamente similar al que le hizo a los candidatos que participaron en los comicios presidenciales, la Sala Electoral del TSJ, al conminarlos a comparecer a una audiencia sin informarles el motivo de la instrucción, el fundamento legal de la exigencia y menos aún acompañarle documentación alguna que justificare la misma.
La elección presidencial celebrada en Venezuela este pasado domingo se resuelve, inicialmente, conciliando las actas existentes con los votos de las mesas, lo que se hace contando estos y contrastándolas con aquellas. No es con cuentos no documentados que ella puede zanjarse. Asimismo se hace consensuando garantías para quien resultó derrotado y sus partidarios, lo cual, casualmente, es lo que estarían proponiendo México, Brasil y Colombia.
En todo caso, mientras quienes pueden resolver el conflicto consiguen el mecanismo para ello, la migración hacia el exterior del país continuará incesante, impactando a quienes los reciben pero también a los que llegan, a las familias de estos y a Venezuela, que sigue perdiendo invaluable capital humano.
La solución de nuestra crisis es compleja pero alguien debe liderarla y ello le corresponde, así lo creo, a quien, según las actas, ganó las elecciones pues es, según los números que estas arrojan, el presidente electo.
Ya el momento electoral pasó. Le corresponde al presidente elegido por los venezolanos y solo a el, poner manos a la obra para avanzar en la solucion de la crisis. Presumo que sus asesores así se lo han hecho saber.
*Gonzalo Oliveros Navarro*
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FUENTE: >>Gonzalo Oliveros Navarro
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