El patriarca, Háfez al-Ássad, se encaramó en el poder de ese país luego de participar en tres golpes de estado protagonizados todos por su partido. Al final, la vencida, el “pajarito” tomó control personal del poder en Siria.
Esta “joyita”, sostenida por los soviéticos en plena Guerra Fría como otra desagradable cuña en el Medio Oriente, fue protagonista de las más terroríficas masacres en contra de su propio pueblo.
Creyente de las soluciones radicales, también echó “gas del bueno” a su propia gente. Solo que del venenoso, del que asesina a aldeas enteras.
“Democráticamente” mantenido por instrucciones secretas emanadas por el mismísimo Ala en el poder absoluto a lo largo de 30 años, casi acaba con Siria. Ese país también se despobló.
En cualquier cosa que logrará flotar, hombres, mujeres, ancianos y niños se echaron una y muchas veces al Mar Mediterráneo para terminar en las costas de Grecia o como refugiados o como pavorosos cadáveres flotantes.
Cuando Hafez al-Assad fue finalmente llamado a su encuentro con Satanás, su hijo, un médico, posgraduado como oftalmólogo en Inglaterra, Bashar al Ássad, heredó el poder supremo y total de ese rincón del mundo.
La verdad es que no sería justo decir que el padre fue peor que el hijo. Pues este, tras 24 años en el poder, se convirtió en un genocida increíblemente eficaz. Mató a medio mundo. Sin piedad ni protesto. Pasó por encima de tribus, etnias y creencias.
El mismísimo intergaláctico de Chávez, lo fue a visitar en una oportunidad. Y como siempre hacía con lo que no era suyo, le dejó una réplica bien bonita de la espada de Bolívar, así como su amistad eterna. La biología no miente: ¡los bichos se llevan bien entre ellos!
Lo reciente es que al “doctorcito”, quien nunca ha sido considerado por la Corte Penal Internacional como un asesino, finalmente la Madre Rusia le retiró la alfombra. Así, solo con sus malas intenciones, desgastado, se ve en la obligación de salir disparado de su país antes de que le pidan cuentas.
Así llega a Rusia, como “huésped”. Total que lo que una vez Rusia dio, también Rusia lo quita. ¡De eso se trata la geopolítica! Es que todo lo que está pasando en estos día está muy “raro”. Gana Donald Trump las elecciones en este país. El presidente Biden autoriza a Ucrania a utilizar unos poderosos juguetes que el Pentágono les había mandado a los ucranianos para que los usaran solo como disuasivos y se los lanzan a Rusia. Putin se pone fúrico y amenaza con incendiar al planeta. Entonces aparece en escena Donald Trump y se “arregla” con Putin. Una guerra a una escala atómica se evita.
Así, el mundo se vuelve a enfriar, gracias a Dios, y oímos con la boca abierta las más recientes declaraciones de Vladimir Putin sobre Donald Trump: “con Donald Trump, Rusia siempre se ha entendido”. ¿Qué tal?
Total que, un par de semanas después, Bashar al-Ássad es expedido como corcho de limonada de Siria. Las respuestas militares rusas contra Ucrania vuelven a ser convencionales y todo pareciera que empieza a tomar otras formas.
Todo indica que tanto la CHEVRON como el régimen de Caracas están también en su tiempo de descuento, y, como el mismo Marco Rubio ha dicho, “vuelven a estar sobre la mesa todas las opciones para terminar con el ‘problema’ en Venezuela”. No me crean a mí.
Pero Venezuela: ¡llénate de fe! Vamos a cobrar. ¡Saldremos de esta pesadilla! Está clarito, ¿o no?
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FUENTE: >>https://venezuelaredinformativa.us/al-tren-de-miraflores-cuando-veas-las-barbas-de-tu-vecino-arder/
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