“La democracia nació el día en que el hombre fue llamado a realizar, en su vida temporal, la dignidad de la persona humana, en la libertad individual, en el respeto de los derechos de cada uno y con la práctica del amor fraterno hacia todos".
Estas son las sabias palabras de Robert Shuman ( Junio 29, 1886- Septiembre 4, 1963)espíritu elevado que se anticipó con su sueño de una Europa Unida el nacimiento de la Unión Europea.
Una expresión de un alcance universal humanístico extraordinario
"Realizar la dignidad de la persona humana, en la libertad individual, en el respeto de los derechos de cada uno y con la práctica del amor fraterno hacia todos"
La civilización más elevada no puede ser sino aquella que sea capaz de satisfacer las máximas aspiraciones de la dignidad de la persona humana
A mayor satisfacción de la dignidad de la persona humana, mayor civilización y viceversa
Un verdadero proceso civilizador debe ser el producto del desarrollo sucesivo de profundas trasformaciones culturales, transformaciones espirituales, transformaciones morales, de cambios sustanciales en la estructura de las virtudes de los seres humanos
Estos procesos deberían estar íntimamente vinculados al ejercicio de una democracia igualmente elevada
La elevación espiritual del mundo no ha sido precisamente el resultado del uso de la violencia, ni de las formas totalitarias
Así la civilización no puede sino ser vista como el más alto nivel de desarrollo humanístico, lo más elevado del desarrollo de las manifestaciones culturales humanas
Así, el ejercicio de la dignidad de la persona humana, de la los derechos de cada uno, de la libertad individual, de la fraternidad humana, solo es posible como consecuencia de profundas transformaciones culturales, que a su vez luce irrealizable sino es por la vía de la activación de una vida democrática de extraordinarios alcances espirituales.
Una democracia sin límites, una democracia que vaya más allá de los imposibles, más allá de lo existente, de lo que ha existido
Una democracia de todos los ciudadanos, una democracia cuyos propósitos sean generar las transformaciones culturales necesarias, promoviéndose y regenerándose a si misma.
Una democracia que signifique el máximo respeto de los derechos humanos, el desarrollo de la más elevados valores espirituales, humanísticos, culturales.
Una democracia que pueda ser verdaderamente un sinónimo de civilización, de evolución humana.
Javier García
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FUENTE: >>Javier García
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