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miércoles, febrero 26, 2025

Reordenamiento geopolítico, Guerra Global y Guerra Híbrida

Carlos Sánchez Berzaín entrevistado por Víctor Andrés Ponce en "El Montonero": El 2025, marcado por un mes del gobierno de Donald Trump, se presenta como un momento clave para la geopolítica global, especialmente tras la invasión de Rusia a Ucrania. Esta acción ha desencadenado lo que podría considerarse la primera "guerra global" del siglo XXI. En este contexto, emergen dos conceptos cruciales: la guerra global y la guerra híbrida.

La guerra global se refiere a un conflicto no solo limitado al frente de batalla militar, sino que se expande a otros frentes de confrontación.  Este enfrentamiento está esencialmente dividido entre dos bloques: el de las dictaduras encabezadas por Rusia y apoyadas por China, Irán y Corea del Norte, y el bloque occidental que defiende valores democráticos y de libertad.

Simultáneamente, surge el concepto de **guerra híbrida**, un conflicto más sutil que incluye elementos como la migración forzada, el narcotráfico, el tráfico de personas y la infiltración de grupos criminales. El uso de estas tácticas permite a los agresores desestabilizar democracias sin una confrontación militar directa. En América Latina, las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua han sido actores clave en esta guerra híbrida, exportando su influencia a través de mecanismos como el narcotráfico y la migración forzada hacia países democráticos.

Rusia, al ser apoyada por dictaduras como la de China, Irán y Corea del Norte, representa un desafío creciente para la democracia y el orden mundial. El apoyo de China, especialmente en términos económicos y tecnológicos, ha permitido que Rusia sostenga su guerra en Ucrania a pesar de las sanciones occidentales. Este estrechamiento de lazos geopolíticos entre Rusia y China también se extiende a América Latina, donde varios gobiernos alineados con el socialismo del siglo XXI, como Venezuela, Bolivia, Cuba y Nicaragua, actúan como aliados estratégicos.

La lucha por el control geopolítico de Europa y América Latina, unida a la amenaza de China como superpotencia emergente, ha generado una dinámica compleja. Si bien Estados Unidos ha buscado reconfigurar el orden global para frenar el avance chino, las decisiones geopolíticas equivocadas, como la falta de un acuerdo de seguridad estratégico con Rusia a fines del siglo XX, han dejado a la nación euroasiática en un limbo, lo que permitió su alineación con China y su desafiante postura frente a Occidente.

El gobierno de Donald Trump ha intentado cambiar el rumbo de esta guerra híbrida mediante una serie de medidas ejecutivas centradas en fortalecer la seguridad de las democracias occidentales. Esto incluye acciones diplomáticas con México y Canadá y un enfoque firme frente a las dictaduras en América Latina. Sin embargo, el gran desafío es lograr una paz duradera entre Rusia y Ucrania y evitar que el conflicto se amplíe, lo que podría tener consecuencias devastadoras para Europa y el resto del mundo.

Uno de los puntos clave en la estrategia de Trump es separar a Rusia del bloque de dictaduras en el que se ha refugiado, buscando integrarla en el sistema occidental para frenar el ascenso de China. 

El verdadero eje de la confrontación mundial en el siglo XXI es una lucha entre las democracias, que defienden la libertad, los derechos humanos y el respeto a la propiedad privada, y las dictaduras, que sacrifican estos valores en aras de concentrar el poder. China, Irán y las dictaduras del socialismo del siglo XXI violan derechos humanos y concentran el poder bajo regímenes autoritarios.

En este contexto, Estados Unidos, con su economía de mercado y su poder militar, se presenta como el defensor de la libertad y la democracia. El desafío ahora es cómo equilibrar el poder económico y militar de manera que se frene el avance de las dictaduras y se protejan los valores democráticos en un mundo cada vez más globalizado y tecnológico.

Venezuela se enfrenta a un dilema geopolítico crucial. Con la dictadura de Nicolás Maduro debilitada por sanciones internacionales y la creciente presión interna, el país se encuentra en una encrucijada. La opción de un cambio de régimen podría ser facilitada por un movimiento global que reconfigure el poder en América Latina. Sin embargo, la falta de unidad entre los opositores y la incapacidad para presentar un frente claro a la comunidad internacional podrían prolongar la crisis.

El reordenamiento geopolítico que se está llevando a cabo en este momento no solo implica la resolución del conflicto en Ucrania, sino una reconfiguración más amplia de las alianzas globales. Es un momento crucial en la historia contemporánea, donde la lucha por la libertad, la democracia y los derechos humanos se enfrenta a la creciente amenaza de las dictaduras. La estrategia de Trump y las decisiones que tome Occidente en los próximos años serán determinantes para el futuro del orden mundial.
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