Venezuela salió a votar masivamente el 28 de julio. Venezuela abrumó al régimen con más del 70% de los votos en contra de toda aquella porquería. Venezuela le dio un rotundo y sonoro “vete pal’ carajo” a toda la plaga del siglo XXI.
Con Centro Carter. Con actas. Con correo de brujas. Con la gente el día siguiente en la calle, comiéndose a quien fuera, con tal de verlos irse del país.
Venezuela esperó como niño bueno al 10 de enero. Venezuela, otra vez, fue engañada por sorpresas que nunca llegaron y embustes muy mal arreglados.
Y ahora qué: ¿tenemos un presidente que se piensa quedar como “legítimamente electo” hasta que el infierno se congele, porque las condiciones “no están dadas”?
Si el país necesita condiciones “mínimas” para que Edmundo se posicione en la presidencia y ejerza el mandato por el cual fue contratado el 28 de julio por una increíblemente grande chorrera de votos, entonces que cada quien coja por un lado, levante a Venezuela, se la ponga en los hombros, nos la llevamos y tratamos de meterla, con todo y los Tepuyes, dentro de Holanda, o de Bélgica, o de Suiza.
¿Acaso alguien se creyó honestamente la fábula de que Maduro la noche del 28 de julio iba a reconocer que fue barrido electoralmente por el pueblo venezolano? ¿En serio?
¿Alguien pensó que no tendríamos casi que matarnos con esos miserables para hacer buena la decisión mayoritaria del pueblo venezolano? ¡Pendejo quien se creyó el camino democrático y por las buenas: se estaba chupando el dedo!
Insisto: toda esta historia de Edmundo de salta «pallá», corre «pacá», no beneficia al país. La única utilidad, el único provecho que Edmundo puede y debe tener para Venezuela es que lleve a cabo su trabajo. Y su trabajo no es el de ser “presidente electo” eternamente.
Eso no sale en ninguna parte de la Constitución, como apunta la doctora Mármol de León.
Edmundo, donde sea, y sin esperar una “normalidad-país” que no existe en Venezuela desde hace más de 40 años, debe cumplir con el mandato constitucional y juramentarse como presidente legítimo de la república de Venezuela.
Lo demás, a estas alturas de esta película repetida, es el cuento del Gallo Pelón.
Imagínense, Dios no lo permita, que ese señor se muera. ¡Ahí sí que nos jodimos!
¿O será que también algún gafo se crea que a Elvis y Maduro les da por repetir las elecciones del 28 de julio, como hicieron con Chávez?
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FUENTE: >>https://venezuelaredinformativa.us/aterrice-y-juramentese/
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