@alexvallenilla
Bárbara Res, una ingeniera de carácter fuerte y con apenas 1,60 metros de estatura, fue la jefa de obra de la Torre Trump, el icónico rascacielos construido por el entonces magnate Donald Trump. Res no solo destacó por ser una de las pocas mujeres en un campo dominado por hombres, sino también por su capacidad para enfrentarse a albañiles, plomeros, electricistas y capataces sin titubear. Su firmeza y competencia técnica impresionaron a Trump, quien la colocó al frente de la construcción, convirtiéndola en la primera mujer en dirigir la edificación de un rascacielos en Nueva York.
Res no temía a nadie, ni siquiera al propio Trump. Según relatos en entrevistas, el entonces empresario era conocido por ser “duro” y por explotar las debilidades de los demás para humillar y controlar a sus empleados. Sin embargo, Res nunca permitió que la intimidaran. Trump, acostumbrado a dominar a su entorno, encontró en ella a una aliada inesperada. En una ocasión, incluso tuvo que disculparse con ella, algo que, según Res, era inusual en él. Trump, quien no tenía conocimientos técnicos de construcción, reconoció en Res a alguien a quien no podía doblegar, y eso la convirtió en una figura clave en su equipo.
*La filosofía de Trump: Depredadores y víctimas*
Según biógrafos y analistas, Donald Trump opera bajo una filosofía simple: el mundo se divide en depredadores y víctimas. Para él, si no eres un depredador, eres una víctima. Esta mentalidad lo llevó a ser despiadado con quienes percibía como débiles, pero también a respetar y aliarse con aquellos que demostraban fortaleza y resistencia. Barbara Res encarnó este último perfil, lo que le valió el respeto de Trump, a pesar de sus numerosos enfrentamientos.
*La estrategia de Trump contra Venezuela: Amenazas y relaciones públicas*
En 2019, durante la presidencia de Trump, Estados Unidos lanzó una ofensiva política y económica contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Tras la autoproclamación de Juan Guaidó como “presidente interino”, más de 50 países occidentales reconocieron su liderazgo, mientras que el gobierno de Trump implementó sanciones petroleras contra PDVSA, la empresa estatal venezolana. Estas medidas, junto con la confiscación de activos venezolanos en el extranjero, como Citgo y el oro depositado en Inglaterra, provocaron una drástica caída en los ingresos del país.
Trump, conocido por su habilidad en las relaciones públicas, utilizó tácticas de intimidación para presionar al sector militar venezolano. Frases como “tenemos todas las opciones sobre la mesa” fueron parte de una campaña diseñada para amedrentar al gobierno de Maduro. Incluso, el entonces secretario de Seguridad, John Bolton, contribuyó a esta estrategia con un gesto calculado: mostró una libreta con la anotación “5.000 tropas a Colombia” durante una conferencia de prensa, enviando un mensaje claro de fuerza militar.
*El fracaso de la estrategia y la resistencia de Maduro*
A pesar de la presión internacional, las sanciones económicas y la campaña mediática, Nicolás Maduro logró mantenerse en el poder. La narrativa de una intervención militar extranjera, promovida por medios locales e influenciadores en redes sociales, no se materializó. Finalmente, Juan Guaidó abandonó el país, marcando una derrota política para la oposición venezolana y para la estrategia de Trump.
*Trump y el pragmatismo: Un giro en la política hacia Venezuela*
Tras su regreso al poder, Trump parece haber adoptado un enfoque más pragmático hacia Venezuela. En lugar de continuar con una política de confrontación, envió a un funcionario para dialogar directamente con Maduro. Además, en línea con su visión de reducir el gasto público, desmanteló la USAID, agencia que había financiado a grupos opositores venezolanos. Este cambio de estrategia refleja la capacidad de Trump para reconocer cuando una táctica no funciona y adaptarse a nuevas realidades.
*La visión de Trump y el futuro de las relaciones con Venezuela*
Donald Trump ha demostrado a lo largo de su carrera que valora la fortaleza y el pragmatismo. En el caso de Venezuela, comprendió que Maduro no era un oponente débil, a pesar de los discursos políticos y las presiones internacionales. Esta visión, que le permitió construir su imperio empresarial y aliarse con figuras fuertes, está definiendo una nueva etapa en las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, centrada en el petróleo y en el reconocimiento de las realidades políticas.
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FUENTE: >>https://finanzasdigital.com/trump-y-maduro-de-las-sanciones-al-pragmatismo/
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