A punta de Canaimitas, actas falsas y datos trucados, decidieron que el indocumentado Nicolás Maduro fuera reelecto por cuarta vez como presidente de Venezuela. Sin tener ni los votos, ni la gobernanza popular, ni muchísimo menos la aceptación de todo un país que decidido, masivamente, salió a votar en su contra.
Desafortunadamente un desconocido individuo que, misteriosamente, fue el único aceptado por el sistema trucado del CNE para postularse como contrincante de la dictadura, resultó ser a la medida del régimen.
Y así, cuando los resultados fueron conocidos, actas en mano, Edmundo González Urrutia siguió el guion que los titiriteros que le manejan desde Madrid, junto con el régimen que tan fácilmente le permitió su postulación y su “extraña” campaña, le indicaron que hiciera.
Correr a una embajada amiga del régimen, salir del país y de ahí en adelante inventarse cualquier cantidad de excusas para esconder su cobardía, de antemano arreglada, y su traición a la última oportunidad electoral que se dio a si mismo el pueblo de Venezuela.
Lo demás es noticia. Lo demás debe ser aprendizaje colectivo. Lo demás debe consistir en tratar que el país bueno, el país decente y creyente de la democracia, supere sus tremendas heridas: que un ilustre desconocido como González Urrutia y un nutrido grupo de hijos de puta con sede en Madrid le ha infligido a toda una pobre nación desesperada por salir de una dictadura.
Total, un gobierno ilícito, irrito e ilegal ni puede ni le sale convocar ningún tipo de elecciones. Mas sin embargo, gracias a la supuesta “normalidad” que el régimen ha asumido gracias al “aquí no pasó nada” que ha tenido a bien ofrecer González Urrutia, junto con el resto de los malandros de lado y lado de la ecuación política venezolana, se han bailado la decisión popular y la democracia en un país que alguna vez creyó en el voto como salida.
Es poco, muy poco, lo que el venezolano burlado otra vez puede llegar a hacer para protestar y denunciar la eterna mamaderita de gallo de la cual nuevamente ha sido objeto.
Solamente, nada más, el venezolano puede hacer una sola cosa: responder con un Paro Cívico, quedarse mañana en sus casas para no validar con su presencia una charada de mala muerte hecha a varias manos y muy bien «estrategiada» por aquellos que llevan años teniendo al país como un botín.
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FUENTE: >>https://venezuelaredinformativa.us/frente-a-la-burla-paro-civico/
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