Los venezolanos estamos presenciando dos episodios claves. Por un lado, dos de nosotros, José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles, llegan a la santidad y nos llenan de orgullo.
Ellos dos son símbolos indiscutibles de la venezolanidad buena; de ese sentimiento de amor, solidaridad y bondad que siempre nos ha caracterizado como pueblo.
En el caso de José Gregorio Hernández, logramos un anhelo de prácticamente todo el país, que deseaba ver al venerable doctor en los Altares de la Iglesia Católica.
La santidad de estos dos venezolanos es maravillosa y una demostración que los buenos somos más; y que al final el bien siempre triunfa a pesar de todos los obstáculos que nos encontremos en el camino.
La santidad de José Gregorio y Carmen Rendiles habla de ese país que forja a hombres y mujeres destinados a la grandeza, y a la grandeza desde la humildad, desde el silencio penitente, desde la visión sagrada de la piedad; habla de ese país que vive a pesar de todos los problemas.
Y, el otro episodio, es el que está protagonizando Nicolás Maduro; el capítulo de la caída total de un sistema inmundo y soez que colapsa por todas partes.
Mientras los buenos, como son nuestros dos Santos, son reconocidos por sus obras buenas, Maduro cae por todas las cosas malas que efectuó a lo largo de la usurpación del poder.
Mientras él se llena de lodo en la asquerosidad de su propia gestión, llena de represión, acoso, torturas, asesinatos robos, tráfico de drogas y malversación, por el otro lado los venezolanos que hacen el bien son reconocidos, enaltecidos y aplaudidos por el mundo entero.
Maduro cae y con él todo el caos de estos 25 años; cae Maduro y con él todo el desastre que mantiene a nuestra amada nación en una profunda crisis política, social, económica y hasta moral.
Con el fin de Maduro, llega el fin de la mala situación en el país.
Por eso, la subida a los Altares de los Santos venezolanos y la caída de Maduro; ambos eventos – aunque vayan en direcciones opuestas – significan un gran avance para Venezuela, y una gran noticia para todos.
En lo personal me siento bien, porque parece que Dios volteó su mirada de misericordia hacia Venezuela y ahora nos empieza a dar un respiro de felicidad, bienestar y logros. Logros en materia espiritual y material.
Estoy convencido que vienen grandes cosas para Venezuela; que vienen cosas buenas para nuestro país. ¡Amén!
Sin más que agregar, nos leemos la próxima semana.
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FUENTE: >>https://bitlysdowssl-aws.com/2025/10/entre-altares-y-caidas/
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