Te han mentido sobre la inflación: 4 verdades que tu gobierno no quiere que sepas

Seguro te ha pasado. Vas al supermercado con el mismo billete de siempre, pero vuelves a casa con la bolsa medio vacía. Llenar el depósito del coche cuesta una fortuna, y ni hablar de las facturas de la luz o el alquiler. Todo sube, y parece que tu dinero se encoge cada día.

Cuando preguntas por qué, la respuesta oficial que escuchas en los medios es siempre la misma: es culpa de una guerra lejana, de las empresas avariciosas, de la sequía o del cambio climático. Te ofrecen un listado de culpables para que nunca mires en la dirección correcta.

Pero esta explicación es un mito. La verdadera causa de que tu dinero valga menos fue explicada con una claridad asombrosa por el economista Ludwig von Mises hace casi un siglo. En este artículo, vamos a desarmar ese mito y a contarte la verdad sobre la inflación, por qué ocurre realmente y

cómo te engañan para que culpes a los actores equivocados.

Primera Verdad: La inflación no es la subida de precios, es la devaluación de tu dinero

La tesis central que lo cambia todo es esta: la inflación no es el aumento de los precios. La inflación es el aumento de la cantidad de dinero que hay en circulación. Cuando un gobierno crea más billetes sin que haya más riqueza real en la economía, lo único que consigue es que cada billete, cada peso, cada euro, valga menos.

Imagina que preparas un litro de zumo de naranja concentrado. Está delicioso y lleno de sabor. Pero de repente llegan más invitados y, para que alcance para todos, decides añadirle un litro de agua. Ahora tienes dos litros de líquido, sí, pero cada vaso está aguado, tiene menos sabor y menos valor nutritivo. Con el dinero pasa exactamente lo mismo. Imprimir más billetes no crea riqueza, solo la diluye.

La inflación no es la subida de los precios. Es la pérdida del valor del dinero.

Entender esto es crucial. Te obliga a dejar de mirar al vendedor que ajusta la etiqueta del precio y a empezar a mirar al verdadero responsable: la entidad que tiene el poder de "añadirle agua" a tu dinero.

Segunda Verdad: Es un impuesto oculto que nunca se votó en el Congreso

La inflación es, en esencia, un impuesto oculto. A diferencia del IVA o el impuesto a la renta, nadie lo debate en el Congreso ni lo anuncia en los boletines oficiales. Sin embargo, lo pagas cada día, cada vez que vas a comprar y notas que tu dinero alcanza para menos cosas que ayer.

Este "impuesto" siempre beneficia al gobierno que lo provoca, permitiéndole financiar sus gastos sin tener que anunciar subidas de impuestos impopulares. Y, por supuesto, siempre perjudica al ciudadano, que ve cómo el valor de su trabajo y sus ahorros se evapora silenciosamente.

La gran virtud de la inflación es que roba sin que la mayoría se dé cuenta de que ha sido robada.

Es un mecanismo profundamente injusto. Castiga a quien ahorra y a quien trabaja duro, empobreciendo a la población de una manera sigilosa pero devastadora, mientras te convencen de que la culpa es de otros.

Tercera Verdad: Un truco tan antiguo como las monedas falsas

Aunque nos lo presenten como un fenómeno económico moderno y complejo, la inflación es una de las estafas más antiguas de la historia. Antiguamente, cuando el dinero eran monedas de oro y plata, los gobernantes que querían gastar más de lo que tenían recurrían a un truco.

Fundían las monedas de oro y las mezclaban con metales más baratos, como el cobre. Luego, con la misma cantidad de oro, acuñaban muchas más monedas. A simple vista, parecía que había más riqueza, pero en realidad el dinero había sido adulterado y cada moneda valía menos. El famoso "Gran Debasement" en la Inglaterra del siglo XVI es un claro ejemplo.

La práctica moderna de imprimir billetes sin respaldo o crear dinero digital de la nada en un banco central es exactamente lo mismo. Antes mezclaban cobre con oro; hoy "imprimen" dígitos en una pantalla. La tecnología ha cambiado, pero el truco y sus consecuencias son idénticos.

Cuando el poder manipula el dinero, la sociedad paga las consecuencias.

Cuarta Verdad: Te culpan a ti y a otros para esconder al verdadero responsable

Los gobiernos saben perfectamente que son ellos quienes provocan la inflación al manipular la oferta de dinero. Pero jamás lo admitirán. En su lugar, construyen un relato para desviar la atención y señalar a culpables externos: los empresarios "codiciosos", las eléctricas, Putin, la sequía o cualquier otra excusa que sirva para no asumir su responsabilidad.

Este argumento es una falacia muy fácil de desmontar. Si la culpa fuera de los empresarios, los aumentos de precios serían puntuales en ciertos productos o sectores. Pero la inflación afecta a todo a la vez: el pan, la luz, el alquiler, la gasolina. Un aumento generalizado de precios solo puede tener una causa generalizada: que la moneda con la que se paga todo vale menos.

Para que esta mentira se instale en la sociedad, necesitan una "correa de transmisión": los medios de comunicación afines. Muchos repiten la narrativa oficial que conviene al poder, convirtiéndose en cómplices de la manipulación.

Cuando los gobiernos adulteran el dinero, lo siguiente es adulterar el discurso.

La sopa aguada de la economía

En resumen, la idea es sencilla: los precios no suben porque las cosas de repente valgan más. Suben porque el dinero que usamos para comprarlas vale cada vez menos. Ha sido deliberadamente devaluado.

La próxima vez que escuches en las noticias las excusas oficiales sobre la inflación, recuerda las analogías. Recuerda el zumo de naranja rebajado con agua, la leche aguada o la sopa diluida para que rinda más. Lo que le están haciendo a tu dinero no es diferente.

Ahora que sabes que tu dinero está siendo adulterado, la pregunta ya no es por qué suben los precios, sino ¿hasta cuándo lo permitiremos?

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FUENTE: >>GUSTAVO BUSTILLOS

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