Hoy, Venezuela enfrenta una crisis humanitaria y política sin precedentes. El país sufre una emergencia en múltiples frentes: una economía en colapso, una profunda escasez de alimentos y medicinas, y una crisis en los servicios básicos como electricidad y agua potable. La situación ha forzado a millones de venezolanos a abandonar su hogar en busca de condiciones de vida dignas en el extranjero. El éxodo masivo es una clara señal de que las estructuras actuales no están funcionando para la mayoría de la población.
Ustedes, *miembros de las Fuerzas Armadas y Policiales*, han sido considerados el pilar fundamental que sostiene al *régimen de Nicolás Maduro*. Sin embargo, su lealtad no debe dirigirse a un Líder Genocida, sino al bienestar y la dignidad del pueblo venezolano. Las instituciones militares están en una posición única para cambiar el rumbo del país, poniendo la soberanía y el bienestar ciudadano por encima de cualquier interés político o personal.
En este contexto, es fundamental recordar que ustedes también son víctimas del deterioro económico. Los salarios de militares y policías en activo son insuficientes para cubrir las necesidades básicas, obligando a muchos a enfrentar condiciones de vida precarias y a depender de ingresos adicionales para sobrevivir. Las pensiones de jubilados y retirados son aún más alarmantes: aquellos que dieron sus años de servicio por la patria están viviendo en condiciones de pobreza, con ingresos que apenas alcanzan para alimentarse y cubrir gastos esenciales. Las promesas incumplidas de mejoras salariales y beneficios son un recordatorio constante de la desconexión entre las élites del poder y las necesidades reales de los servidores públicos.
Además, la reciente historia de Venezuela está marcada por abusos de derechos humanos documentados por organizaciones internacionales. Estas denuncias incluyen violaciones durante protestas y represión hacia opositores políticos, muchas veces perpetradas por cuerpos de seguridad del Estado. Esto ha erosionado la confianza de la ciudadanía en las instituciones encargadas de protegerlos, a la vez que ha desencadenado un ciclo de sanciones y aislamiento internacional que profundiza la crisis interna.
El control del poder político y económico en manos de altos mandos militares, que gestionan desde sectores de minería hasta alimentos y petróleo, ha creado redes de corrupción que solo *benefician a unos pocos*. Esta corrupción, denunciada por expertos y la oposición, se traduce en un sistema que privilegia a algunos a costa de la mayoría, mientras la pobreza, la inseguridad y la falta de oportunidades crecen a diario.
El país *se encuentra en una encrucijada*: o se sigue apoyando a un narcorégimen que ha mostrado incapacidad para resolver los problemas del país, o se da un *paso al frente para devolver a Venezuela la esperanza y la paz*. Además, la creciente presión internacional y la posibilidad de una *intervención extranjera ponen en peligro la soberanía nacional y la integridad del territorio*. Dependerá de ustedes, las Fuerzas Armadas y la Policía, decidir si el futuro de Venezuela se define con dignidad y soberanía o se enfrenta a un desenlace que podría ser devastador para todos.
Es momento de alzar la voz y las armas, no solo por el presente, sino por el futuro de las nuevas generaciones que merecen vivir en una Venezuela libre, justa y próspera. ¡El cambio comienza con una decisión valiente y comprometida con la patria!.
*Abg. Zonny Paruta, Comisario del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas de Venezuela, CICPC-PTJ*
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FUENTE: >>R/S/W
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