A la Caracas que, por los vientos que soplan, cada día se me pone más lejos. Lo mismo que mi Tocuyo natal, o aquel Puerto Ordaz, allá en Matanzas, donde se me derretía la vida frente a los altos hornos de SIDOR.
Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela, Divina Pastora, Milagrosísima Virgen del Valle, Virgen de La Chinita. ¡Escuchen mi ruego! Intercedan ante Dios nuestro Creador: Venezuela, hoy más que nunca, necesita un milagro.
No dejen de oír a los millones de venezolanos que dentro del país y regados por todo el mundo las llevan en el alma; en sus rezos de todas las noches y en la mesita de la sala donde quiera que hayamos ido a parar.
¡Se nos escapa el país! Venezuela se le escurre entre los dedos a la gente de bien. Venezuela se está resbalando irremediablemente entre los bolsillos de los rufianes del siglo XXI, junto con sus enchufados y amiguitos de la falsa oposición.
Tanto vivo e idiota, ya uno ni sabe, paseando y no haciendo lo que tienen que hacer, están consumiendo el pobrísimo cabo de vela que es lo que le queda a Venezuela en forma de Libertad. ¿Qué nos toca, virgencitas?
¿Darles la bienvenida a las más musculosas empresas de hidrocarburos del mundo que tienen ya a sus ejecutivos y gente de campo viviendo en Monagas para explotar nuestro gas y nuestro petróleo, y repartírselo con Maduro y su pandilla?
¿Sonreír y convivir como tontos con los empresarios norteamericanos, arreglados con el Departamento de Estado de Estados Unidos para explotar los enormes yacimientos de gas natural en el Golfo de Paria, que también partirán la cochina con los hampones que regentan al país?
¿Pelarle los dientes a la EXXON y al resto de sus Hermanas, que ya andan por su cuenta entre los rufianes y la supuesta Venezuela del siglo XXI? ¿Y cómo se intenta convencernos que todo es por nuestro bien? ¡Por favor!
Porque allá, en la Venezuela atrapada por las mafias que llevan casi treinta años controlando todos y cada uno de los rincones del país, no hay forma ni manera de que llegue un solo centavo del dólar petrolero al pobre pueblo.
Ese pueblo que no cuenta con seguridad social alguna, que cobra salarios y pensiones de mierda, que usa para pagar lo poco que pueda gastar, en precios que no paran de subir en dólares ¿Y ahora esto? ¿Volteados para que la crápula del siglo XXI, unos asesinos genocidas, se queden definitivamente con el país y continúen haciendo con él y con nuestra gente lo que les venga en ganas? ¿Qué hicimos?
¿Qué horror cometió Venezuela para merecer este castigo? ¿En qué pecado imperdonable nos metimos como raza, para cargar con esta cruz?
¡Dios Todopoderoso ilumina nuestros caminos con razones y propuestas sensatas y “aterrizadas”. Ideas y acciones que convenzan, que muevan a nuestra gente de manera que las grandes mayorías logremos salir de estas sanguijuelas! ¡Amén!
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FUENTE: >>https://venezuelaredinformativa.us/una-oracion-de-rodillas/
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