Mientras el venezolano de a píe, aquel que no está enchufado, se muere de mengua, los hampones del régimen solo están pensando en salvaguardar sus pellejos.
Porque la Venezuela que se enferma, o la Venezuela pegada a un tratamiento de por vida, o aquella que la despierta un dolor en el abdomen, a esa lo que le queda es ruletear.
Andar, como sea, cargando su dolencia de centro hospitalario sin médicos, sin medicinas, sin equipos, sin luz, de lo que alguna vez fue una potente red sanitaria pública.
Hasta que el pobre cristiano termina muriéndose en el carro que lo está llevando de un lado a otro para conseguir socorro.
Y por única respuesta para tanta maldad y decidía de delincuentes, lo que se consigue es un murmullo de alguna enfermera piadosa que le suelta al familiar que sea, «si no viene recomendado por alguno de los generalotes de pacotilla u otro de peor rango, no se puede hacer nada. Lléveselo a otro lado y pruebe suerte».
Muchos, muchísimos cubanos después; muchos iraníes y trillones de dólares robados por un puñado de pillos, así es que estamos, y así es que seguimos.
Más de un cuarto de siglo después de la llegada en mala hora de Chávez y sus “compañeritos”, no hay balance posible ni mucho menos positivo alguno a favor de tanta destrucción del país.
Ahora lo máximo que puede conseguir un venezolano enfermo o en trance de morirse es que “alguien” le diga, le confiese la única verdad. Venezuela, la vida en Venezuela, está entre los bolsillos de un grupo de criminales, traidores y miserables que ni aprecian, ni les importa ni un poquito la vida humana.
Con la muerte lenta de los seguros privados que muy pocos venezolanos pueden pagar, la salud y la vida en aquella tierra de nadie depende de algún pendejo vestido de verde, semialfabetizado, dedicado a algún tipo de actividad vinculada con alguna suerte de delito seguramente. Si eso no amerita un “cambio de régimen”, como dicen ahora en América, pues definitivamente ya no hay más nada que hablar.
Yo puedo entender sobre las desgracias de compartir el planeta Tierra con los iraníes y sus proxys criminales, pero ¿hasta cuándo se va a seguir dejando en manos de aquellos gansters que controlan Venezuela la vida de todo un país, mientras Maduro esconde sus crímenes exigiendo PAZ para el Medio Oriente? ¡Aquello es una mamaderita de gallo! Y el que mama gallo ya sabe lo que le pasa…
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FUENTE: >>https://venezuelaredinformativa.us/sentencia-de-muerte/
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