Y los estados formales, excepción hecha con la Madre Patria, desde luego, no se relacionan con estados forajidos dedicados al tráfico de cocaína y heroína bajo el disfraz de ser soberanos. Nadie es soberano para envenenar a otros países. Eso no es un asunto de soberanía, eso es un asunto de naturaleza criminal.
Simple: ni Pablo Escobar era un rufián “soberano”, por más concejal de la Ciudad de Medellín que en algún momento llegó a ser; ni Pérez-Canel es presidente legítimo de Cuba; o el Ayatola de moda es el líder supremo de Irán; ni Ortega, luego de tantas trampas electorales, puede ser considerado como presidente en Nicaragua.
Lo mismo aplica para FU-MAN-CHU, nombrado a dedo por la cúpula del Partido Comunista de China; ni con Vladimir Putin, varias veces invicto por obra y gracia de la empresa Indra-Smarmatic, como presidente vitalicio de la Federación Rusa.
Pero, eso sí, quienes están más a la mano, y con la manos untadas de drogas, dinero lavado y sopotocientas atrocidades más sobre un pueblo indefenso y desarmado son las cucarachas del siglo XXI en Venezuela. Y ellos son, con todas sus letras, a quienes les salió el número premiado de la lotería para joderse primero.
Pueden patalear y dárselas de niños de pecho. Pueden acostarse panza arriba y disfrazarse de víctimas buenas. Pueden terminar de mezclarse con los carteles mexicanos, hechos gobiernos en su país. O al Brasil de Lula, que con él como presidente, de ese gobierno nada bueno puede salir. O con la Nicaragua de Ortega, que ya le saldrá pronto también su número. Hasta con la muy hábil HAMPOCRACIA de los Castro en Cuba.
La sentencia está dicha antes del juicio público: ¡y en ésta, la cúpula del chavismo sale por la greñas del poder en Venezuela! Y vistas así las cosas, es tiempo lo que le hace falta a la Resistencia venezolana, y a lo que queda de oposición decente que no se ha vendido al régimen para preparar y hacer lo primerito que hay que hacer el Día Después.
Insisto, en lo inmediato: hacer del voto de la Venezuela que exigió un cambio el 28 de julio del año pasado de Edmundo González presidente constitucional. Ni existe ni puede haber ningún vacío de poder. Y es absurdo, dados los resultados electorales del año pasado, poner a alguno de los gorilas de las fuerzas armadas para que buena parte de esos pillos busquen zafarse de lo mucho que le deben al país.
El hilo legal de la verdadera democracia lo simboliza González Urrutia, y hay que hacer de él el presidente inmediato de la primera transición. Segundo, antes de brindar en Miraflores con sus amigos de siempre, decretar un aumento de salarios, pensiones, jubilaciones y bonos vía gobierno de 300 dólares, mínimo, a todos los venezolanos inscritos en el Seguro Social, nóminas del estado y nóminas privadas.
Tercero, rapidito, órdenes de captura y aprensión sobre todo fulano sospechoso de haber hecho con la riquezas y recursos de Venezuela su caja chica. O sea, apresar a cuantos huelan a malandros del siglo XXI que se le logre echarles el guante, y después se averiguará si son o no inocentes. ¿Te suena Tarek? El país completico va por los hijos de hienas con tantas y tantas horas de vuelo como tú. Presos primero, averiguados después. ¡Ojo por ojo, desgraciados!
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